Los 8 Principios de la Psicología Perenne

  1. Estudia contenidos y fenómenos que traspasan las dimensiones del tiempo y el espacio

La Psicología Perenne centra su interés en aquellos aspectos que son válidos para todas las épocas y culturas, tales como: la fe, el sentido de vida y la trascendencia, prescindiendo en su análisis de las dimensiones del tiempo y el espacio. En este sentido, la Psicología Perenne reconoce la existencia de una realidad que va más allá del mundo físico, una realidad superior que no puede ser abordada exclusivamente por medio de los sentidos, por tratarse de una realidad superior.

Realidad superior

Más allá del tiempo y el espacio (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))

  1. Reconoce la conciencia en la dimensión espiritual como real y no como un epifenómeno o producto de la imaginación

La Psicología Perenne considera el fenómeno místico-religioso como un aspecto constitutivo de la existencia humana, considerando a la conciencia como una manifestación de la dimensión espiritual y no como un epifenómeno (fenómeno derivado de funciones cerebrales).

La expresión de la fe se origina de la energía que se manifiesta a través de la conciencia, la cual en su estado más puro, se caracteriza por hacer parte de una dimensión espiritual. La conciencia, la llevamos más allá de ser una simple función cerebral ubicada en el lóbulo frontal que procesa nuestra capacidad del juicio, raciocinio, voluntad y autocontrol. Más bien, la conciencia se expresa a través de un organismo psicofísico y su campo energético, los cuales permiten la relación del ser con su entorno.

La conciencia es aquella dimensión del ser humano que está en íntima conexión con nuestra alma. Pues el alma, constituye el principio básico del cuerpo físico y su influencia se difunde por todo el cuerpo, tal como el principio activo de alguna medicina. Esta corriente del alma espiritual se siente por todo el cuerpo en forma de la conciencia individual y ésa es la prueba de su presencia.

Las manifestaciones de la conciencia son la capacidad de decidir, elegir, reconocer lo verdadero o lo falso mediante la confirmación del yo interior. Los seres humanos buscamos ser a través de estas manifestaciones, mas en esencia, lo que en realidad pretendemos es satisfacer nuestra necesidad de abrazar una creencia y su guía para alcanzar la autorrealización.

Conciencia

Conciencia (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))

  1. Propone una seria consideración de la espiritualidad, reconociendo los condicionamientos humanos físicos y psicológicos

La Psicología Perenne revela la constitución ontológica del ser sin desconocer las obvias limitaciones de su realidad física. Somos seres espirituales atrapados en una corporeidad e influenciados por la mente, la enfermedad, la sociedad, las estructuras políticas, la educación secular y el materialismo. Y si bien reconocemos una existencia más allá del tiempo y el espacio, también somos conscientes de nuestro estado condicionado.

Ser condicionado

VIDA (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))

  1. Reubica al ser humano en su posición original

La Psicología Perenne se suma a la declaración de Viktor Frankl denominada ‘la humildad ontológica del ser’, donde propone que el ser humano está en el universo pero no es el centro de ésteEn tal sentido la Psicología Perenne no es antropocéntrica, más bien ofrece las bases de un nuevo paradigma respaldado por la física cuántica, donde la vida del ser humano se fundamenta en su trascendencia en conjunto con el resto de seres vivientes y el campo universal.

Somos seres individuales que nos encontramos eternamente relacionados y en conexión eterna con el centro divino. Tenemos el poder de elegir en cada momento de nuestra vida haciendo uso del libre albedrío que forma parte de nuestra naturaleza constitucional.

Parte del mundo

Unión en diversidad (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))

  1. Reconoce la causalidad

La Psicología Perenne propone que la casualidad no existe, pues todo evento que ocurre en nuestra vida cumple un propósito en la expansión de nuestra conciencia, incluso en los eventos en donde el aparente caos puede manifestarse. Nuestra existencia no es accidental, tenemos un propósito que descubrir, un sentido de vida por realizar.

Este principio de la causalidad nos permite asumir una actitud responsable y una disposición digna ante el sufrimiento, entendiendo su causa y efecto, dejando de lado cualquier tipo de resistencia y emprendiendo en la tarea de transformación y mejoramiento de nuestra vida. En primera instancia, el principio de la causalidad se podría apreciar como una acción mecanicista del universo, que nos ubica en el plano de la percepción impersonal y la lógica. Al expandir nuestra conciencia, se genera una energía creadora que impulsa el progreso y la armonía.

Aceptar la causalidad que proponemos mediante la Oidaterapia es una visión orgánica; no mecánica, ya que sugiere la presencia de una Causa Suprema o una Voluntad Suprema que no puede ser mecánica. La vida sólo proviene de la vida, por lo tanto sería una contradicción decir que la vida tiene un origen mecánico e inerte.

En consecuencia, con la Oidaterapia partimos de una concepción de la causalidad como manifestación de la voluntad de un Poder Superior. En este Poder Superior se encuentra alivio al padecimiento del ser humano que se siente arrojado al mundo y abandonado a su suerte a causa del frívolo escepticismo promovido por una sociedad deshumanizada y por lo tanto deshumanizante.

Las áridas propuestas del ideal materialista nos llevan al vacío existencial. Ellas dicen: si tenemos y actuamos, entonces somos, o si trabajamos mucho y ganamos dinero entonces podremos comprar la ‘felicidad’. En contrapartida, con la Oidaterapia revelamos una nueva fórmula: si descubrimos lo que esencialmente somos y actuamos en concordancia con ello, entonces tendremos. Por lo tanto, primero debemos ser felices y agradecidos para actuar de manera armoniosa en nuestras vidas y así, constantemente recibir los resultados que anhelamos, teniendo en cuenta que es la posibilidad de emprender una búsqueda espiritual la que nos da alivio y ánimo para continuar viviendo.

Dar para recibir

La causalidad de la vida (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))

  1. Al reconocer la causalidad, se reconoce una Causa Primordial

La Psicología Perenne plantea que la existencia de la causalidad en el universo, evidencia la presencia de una Causa Primordial, la Causa de todas las cosas, el Supremo Absoluto identificado con muchos nombres: Dios, Alá, Krishna, Jehová, Madre Tierra, Energía Universal, etc.

Al aceptar que tenemos el potencial de creer debido a que nuestra conciencia puede juzgar lo aparentemente verdadero o falso, podemos pasar a hacer una mayor aproximación y encontrarnos con que hay básicamente dos sistemas de interpretación por los cuales optamos para explicar los fenómenos que observamos de la realidad. Estos dos sistemas de interpretación del mundo, de la vida y de nosotros mismos son: la causalidad o la casualidad, el orden o el caos, o dicho en otras palabras, el destino o el azar. Nótese que decimos «azar o destino», y no «azar destino», esto es debido a que los dos sistemas de interpretación son mutuamente excluyentes, es decir, no podemos atribuir al mismo tiempo al azar y al destino un determinado fenómeno de la realidad, puesto que resultaría contradictorio.

En otras palabras, si nos referimos a alguien que está sufriendo y optamos por interpretarlo como producto de la causalidad, entonces decimos “por algo será”, o en caso contrario, si optamos por interpretarlo como producto de la casualidad, decimos “que mala suerte”. Pero resultaría contradictorio decir: “por algo será, que mala suerte”. De todas formas en cualquiera de los dos casos nos basamos en creencias; pero estas dos son substancialmente diferentes. La fe en la casualidad genera inevitablemente en el creyente del azar, la vulnerabilidad de caer en la sensación personal del absurdo, del vacío, de que su vida no tiene sentido y por lo tanto, una terapia que optara por aceptar dicha creencia, sería una terapia desesperanzadora.

Por esta razón, la Psicología Perenne promueve la fe en la causalidad, invitando al individuo a asumir en un 100% la responsabilidad personal de lo que sucede en su vida y a tomar los acontecimientos de ésta como parte de un proceso que le llevará a experimentar satisfacción y balance interno, expandiendo su experiencia hacia una vida positiva y progresiva, en donde los eventos aparentemente accidentales y aislados responden con el orden absoluto y divino.

Con la Oidaterapia planteamos que todo lo que sucede es por algo y para algo. Como hemos dicho, estamos invitados a asumir la responsabilidad de lo que sucede en nuestras vidas, aceptando todo con dignidad y no con victimismo las dificultades que se nos presenten. Esto nos llevará a potencializar nuestra capacidad de resiliencia, es decir, a salir con mayor fortaleza y visión de las eventuales crisis.

universo perfecto

Causa de todas las causas

  1. La fe como fenómeno universal

Los seres humanos influenciados por nuestro ego, creemos o tenemos fe en que poseemos conocimiento certero acerca de diferentes asuntos. Pero mirándolo desde una perspectiva más amplia y humilde, identificaremos que todo este saber en realidad es un sistema de creencias. Sin embargo, nuestro saber no pierde validez por basarse fundamentalmente en un sistema de creencias, lo importante aquí es reconocer este punto básico de auto-comprensión ontológica: la expresión de vida de los seres humanos está basada en creencias o actos de fe.

La expresión de nuestro ser esta basada en creencias que influyen en nuestra vida, aún sin notarlo. Creemos por ejemplo, que el hombre que nos dicen que es nuestro padre, realmente lo es. Simplemente lo aceptamos como un hecho y no necesitamos pedirle una prueba de ADN para comprobarlo. Así mismo, entregamos nuestro voto por un candidato presidencial porque creemos que puede contribuir al mejoramiento de nuestro país, o elegimos pareja porque creemos que podemos entendernos y ser felices, o elegimos una carrera profesional porque creemos que puede darnos cierta satisfacción personal.

En general, es claro que los seres humanos independientemente de que seamos ateos o teístas, pensamos y actuamos basados en nuestras creencias o actos de fe. Frente a esta realidad, alguien podría argumentar: “yo no me baso en creencias, sino en evidencias”. Esa es otra forma de decir: “yo creo en aquello que mis sentidos perciben como realidad”. Esta actitud esta en el plano de la fe empírica o fe sensorial. ¿Acaso ésta no es otra forma de fe o creencia?

Por consiguiente con la Oidaterapia proponemos el abordaje de la fe, fuera del discurso institucional religioso o sectario, comprendiéndola como un fenómeno universal sin señalar algún tipo de fe específica como la adecuada o la correcta. Simplemente decimos: somos creyentes y necesitamos creer para poder comprender el mundo, explicar los fenómenos que observamos en él y en nosotros mismos.

Fe

La fe (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))

  1.  Busca recobrar lo humano y su trascendencia

Los experimentos que se realizan en animales para probar teorías psicológicas se fundamentan en la concepción de que el ser humano es un animal racional sin otras funciones más que las que comparte con el resto de los animales como: comer, dormir, aparearse y defenderse. La teoría de estos experimentos reduce la vida humana a los impulsos que se generan por sus necesidades básicas o diversos agentes externos, privando al ser de su facultad del libre albedrío o la posibilidad de tomar decisiones de acuerdo a sus valores de vida en particular. Para la Psicología Perenne testear teorías psicológicas en animales a través de experimentos de laboratorio, en los que los privan de una alimentación normal y los exponen a altos grados de estrés, son considerados anti-éticos y deben ser eliminados en su totalidad.

Para la Oidaterapia, el desarrollo de la vida humana es un proceso maravilloso y único, por lo que compararla con la vida de los animales no ayudará a los seres humanos a progresar en su búsqueda de felicidad, equilibrio, amor y bienestar.

Humanos diferentes de animales

No somos iguales pero merecemos el mismo respeto (Ilustración de Nicole Fidalgo Rizado (Seva))