La necesidad de transformación personal
Los seres humanos por lo general sentimos la necesidad de cambiar nuestra vida para evitar el sufrimiento que las dificultades nos causan. En los momentos difíciles en donde vemos que nuestra posición no es la más beneficiosa, se presenta cierto debilitamiento de la fe saludable y un sincero deseo de transformación que sirve de base para lograr nuestro anhelado cambio. Ya que no podemos esperar obtener resultados diferentes si seguimos actuando de la misma forma. Debemos solicitar ayuda para este proceso, porque no siempre estamos conscientes de las acciones que causan efectos negativos en nuestra vida y para encontrar soluciones, primero debemos entender esas causas.
El trabajo terapéutico en este caso, consiste en reconocer nuestros conflictos y animarnos a lograr nuestra transformación. Por ello, en la Oidaterapia se ofrece apoyo a través del análisis de las circunstancias de la vida y de nuestras actitudes e intenciones, por medio de herramientas terapéuticas como la del Círculo Sanador que nos ubica en una posición específica respecto a nuestra meta y con las que nos animamos a realizar nuestra respectiva transformación.
Uno de los principales enunciados de la Oidaterapia es que ‘sin fe no podemos tener verdadera sanación’. Lo más importante para lograr algún cambio, es tener fe en que vamos a lograr alguna transformación y vamos a beneficiar nuestra vida. El principal estímulo para nuestra transformación, es reconocer que nuestra vida tiene un carácter trascendente y que acercándonos a ese plano, preferiblemente en el marco de una tradición mística fidedigna, podremos alcanzar nuestra anhelada meta. Al transformarnos nos acercamos al Círculo Sanador y obtenemos sus beneficios. La Oidaterapia es en sí misma un proceso constante de sanación que beneficia todos los aspectos de nuestra vida. Todos somos animados en potencia dispuestos a ayudar a que nuestro entorno mejore.
Circunstancias que animan a una persona a transformar su vida
– Ver que afecta a las personas con su actitud.
– Ver que los resultados de sus actos son desfavorables.
– Saber que va a tener que sufrir en el futuro por el daño que hace a otros.
– Estar cansado y aburrido consigo mismo y/o con la forma en que vive su vida.
– Comprender que existe una conducta o meta superior.
– Tener fe en que el Ser Supremo se va a complacer con su cambio.
– Sentir malestar, miedo e inseguridad de forma permanente.
– Tener sueños iluminadores.
– Escuchar su voz interna.
– Conocer ejemplos inspiradores de vida.
– Recibir consejos inspiradores.
– Sentir soledad.
– Estar enfermo.
– Recibir misericordia.
– Pronunciar, orar o cantar los Nombres de Dios.
– Hacerse un autoanálisis.
– Sentirse rechazado.
– Recibir un impacto místico.
– Tener fe en lo bello que logra con su transformación.
– Tener fe en el conocimiento trascendental que se obtiene.
Los animados
Comúnmente, en el área de la salud a las personas que asisten a consulta se les denomina “pacientes”, la cual muchas veces hace referencia a la posición pasiva en la que el individuo espera su sanación. En la Oidaterapia, llamamos animados a quienes están buscando activamente su sanación, aceptando los valores que se promueven en la Psicología Perenne y se esfuerzan por encontrar un nivel de fe y de conciencia que va más allá de los paradigmas sociales. Esta terapia es para aquellos que se animan a conocer su identidad, más allá de su subconsciente e inconsciente; para aquellos que sienten la necesidad de ampliar sus horizontes.
Los animados se caracterizan también por querer conocer más de sí mismos, por identificarse con los planteamientos del Amor Universal, por querer vivir sin injusticias y violencias innecesarias, y por emprender un proceso de autoayuda y de servicio a los demás en el que se alejan de una conciencia desconsiderada o ensimismada, aceptando que de ellos depende causar o no desequilibrio en su conciencia.
Para satisfacer esta necesidad de autoconocimiento, la Oidaterapia provee enseñanzas fundamentales sobre la constitución del ser como unidad de conciencia individual, que habita un cuerpo físico que le permite interactuar con el entorno a través de los sentidos. El cuerpo físico es cambiante por naturaleza y está sujeto a nacer, crecer, permanecer por un tiempo, deteriorarse gradualmente y perecer.
Además, el ser esta cubierto por un cuerpo sutil compuesto de la mente, que es el centro de las actividades y complacencia de los sentidos y la fuente de ideas; la inteligencia, que es la facultad de juicio que debe dirigir la mente; y el ego, el espacio en donde la conciencia individual se identifica con su existencia, olvidando su origen al entrar en relación con el mundo e identificarse con él.