I. Meta terapéutica
La Oidaterapia nos impulsa hacia la búsqueda de aquellas fuentes trascendentales que nos proveen de bases sólidas para crecer y convertirnos en un ejemplo de vida para la sociedad, promoviendo nuestra entrada al Círculo Sanador a través del fortalecimiento de nuestras intenciones sanas y sus beneficios. Este no es en absoluto un proceso que solamente se enfoca en los estados patológicos de la persona; más bien, es el análisis de las etapas y actitudes de nuestra vida, para resaltar aquellas dimensiones donde existen carencias, con la idea de estar consciente de ellas para poder subsanarlas.
La Oidaterapia también puede ser aplicada de manera preventiva, ayudándonos a tener referencias que nos protegerán de cometer graves errores y mantener el enfoque positivo de nuestra vida. Por esta razón, para la Oidaterapia también resulta primordial la formación de jóvenes y niños, donde se resalte la importancia de sus valores y de conocer el sentido de su existencia, para que en el futuro tengan la posibilidad de crecer convirtiéndose en personas que realmente benefician su grupo social.
Paradójicamente, la fe es la guía para mejorar nuestras intenciones, actitudes y niveles de conciencia, y también es la causa del malestar que se genera al descuidar nuestras creencias saludables. Por esto, es importante aprender a distinguir los distintos estados de nuestra fe y encaminarlos hacia la luz de la sanación, a pesar de las dificultades que se presenten. De esta manera, nos capacitamos para identificar las características de la fe no saludable que se presentan de manera escondida, a través de diferentes estímulos como los placeres fáciles, el disfrute en situaciones riesgosas, etc.
En el proceso de acercamiento al Círculo Sanador, todas nuestras acciones se ponen en consideración, ya que están ubicadas en diferentes niveles de conciencia e intenciones que nos dirigen hacia la sanación o hacia la enfermedad.
II. Niveles de conciencia respecto al Círculo Sanador
Para lograr identificar el estado de nuestra conciencia actual y el que deseamos alcanzar, debemos reconocer cuáles son los niveles de conciencia que se describen en el Círculo Sanador.
Si tomamos como punto central al Círculo Sanador, podemos identificar un eje vertical que representa en su parte inferior los Niveles de condicionamiento de la Conciencia y en su parte superior a los Niveles de iluminación. Otros ejes horizontales que representan nuestro libre albedrío en cada nivel de intención.
A continuación, encontraremos la descripción de los ejes del Círculo Sanador, su metodología y proceso de sanación en la Oidaterapia. Luego, la importancia del trabajo individual en relación con los niveles de nuestras intenciones y su aporte en el avance hacia nuestra sanación y autorrealización.
– Niveles de condicionamiento de la conciencia
En la parte inferior del eje vertical del Círculo Sanador, se encuentran tres tipos de intenciones que influencian nuestras creencias y comportamientos, incidiendo en nuestras acciones y en el camino hacia nuestra sanación.
Encontramos entonces: la intención desconsiderada, la intención ensimismada y la intención pura, agradecida y compasiva la cual es la entrada al Círculo Sanador. Estos niveles de intención, señalan el avance o retroceso que tenemos en el proceso de la sanación de nuestra fe y el desarrollo de nuestra conciencia. Más adelante ampliaremos en qué consiste cada una.
– Niveles de iluminación de la conciencia
En la parte superior de este eje vertical, podemos identificar los niveles de iluminación de la conciencia, a los cuales accedemos luego de haber ingresado al Círculo Sanador y estar en proceso de desarrollar una intención trascendental. En estos niveles se expresa nuestro ascenso o descenso en el camino hacia la autorrealización.
Cuando nos conectamos con el camino de la fe espiritual, alcanzamos los niveles de la conciencia trascendental a los que se refieren las tradiciones místicas, que varían según nuestra concepción de la Divinidad y práctica espiritual.
En los niveles de iluminación de la conciencia, se definen diferentes manifestaciones y conceptos de la Divinidad como: la Forma Universal de la Naturaleza, la Energía Cósmica, el Guía Interno y finalmente el Ser Supremo.
– Las decisiones individuales
Los ejes horizontales hacen referencia al libre albedrío, al representar aquella inteligencia que se emplea para el conocimiento de la realidad y la dirección de nuestra conducta. El libre albedrío se encuentra presente en el alma humana, siendo el que guía nuestro pensamiento y conducta a través del sentido común. También comprende las decisiones individuales y el esfuerzo personal que nos acerca o aleja del Círculo Sanador.
III. Metodología de la ubicación frente al Círculo Sanador
– Primera etapa: Evaluación de los niveles de intención del ser humano
Como primera etapa del proceso terapéutico, un procedimiento fundamental en la práctica de la Oidaterapia es el estudio de la calidad de nuestras intenciones, las cuales tienen directa relación con el estado y ubicación de nuestra fe y del camino que debemos tomar hacia la sanación. Al momento de realizar esta evaluación, es necesario comprender que según la circunstancia y el área de nuestra vida que estamos analizando, podemos manifestar diversos niveles de intención. Por ejemplo, podemos tener una intención pura, agradecida y compasiva en nuestra relación con nuestros hijos, a la vez que una intención desconsiderada en la relación con la Madre Naturaleza.
De manera individual o con el apoyo de un Oidaterapeuta, debemos ubicar el nivel de condicionamiento o de iluminación de nuestra conciencia, lo que señala a la vez nuestras actitudes para conocer cuál es el nivel de intención que predomina en cada área de nuestro interés. Así, identificaremos nuestra posición actual en el Círculo Sanador, para obtener un diagnóstico inicial que nos permitirá planear estrategias precisas de transformación y sanación.
A continuación haremos un recorrido por las diferentes intenciones hasta llegar a la más saludable, a la vez podremos reconocer con cuales actitudes o pensamientos nos sentimos más identificados:
* Intención desconsiderada
Las acciones, ideas o sentimientos enmarcados en este nivel de conciencia, son irresponsables y adoptan una actitud de indiferencia tanto para consigo mismo como para con los demás. Se caracteriza por ser la desconexión máxima de la existencia del ser, donde acciones necias son llevadas a cabo por ignorancia y escaso cuidado. Existe apego a la pereza, indolencia, locura, y situaciones desagradables y destructivas. Las acciones son sumamente irresponsables y no hay nada que nos proteja de los peores resultados que nos podamos imaginar.
Una persona con intenciones desconsideradas actúa exclusivamente en favor de su propio interés personal, desencadenando sufrimiento, frustración, desolación y fracaso no sólo en sí mismo, sino también en los demás al empeñarse en satisfacciones tan pasajeras y momentáneas. Un ejemplo claro de ello, son las personas que padecen de adicciones a sustancias psicoactivas, entre otras muchas adicciones.
* Intención ensimismada
Cuando nos ubicamos en este nivel de intención, tenemos la tendencia a cuidar exclusivamente nuestros intereses personales, sin dar importancia a los intereses de los demás, pero igual cuidando de no dañarlos. En esta intención, se manifiesta una conciencia egoísta y apegada a los resultados de nuestras acciones y a las cosas materiales.
Se acepta un cierto grado de responsabilidad ante los actos, pero desde una perspectiva egocéntrica, narcisista y profundamente competitiva. Se relaciona con el apego al placer material y personal a costa de otros, buscando poder, complacencia y reconocimiento, intentando sacar provecho del goce y el disfrute. Las constantes actividades con esta intención nos conducen fácilmente al plano de la intención desconsiderada.
* Intención pura, agradecida y compasiva
En este nivel de intención, nos responsabilizamos de nuestros actos y procuramos el bienestar propio y el de los demás de manera desinteresada. Se relaciona con el interés de encontrar la felicidad personal a través de la caridad y las buenas relaciones afectivas: pareja, familia, amigos, sociedad, otros seres vivientes y naturaleza.
Las personas son respetuosas y sensibles para apreciar y reconocer su diversidad y necesidades. Se experimentan sentimientos de hermandad universal como el amor y respeto por la Madre Tierra y por los animales, aceptando que todos somos sus hijos.
Esta intención se caracteriza por acercarnos a la felicidad permanente y a las acciones cooperativas y piadosas, favoreciendo la sanación que la Oidaterapia promueve, puesto que la persona se acerca al Círculo Sanador.
* Intención trascendental
Esta intención sobrepasa al Círculo Sanador. Se caracteriza porque todos nuestros comportamientos, pensamientos y sentimientos, responden al entendimiento de que nuestra existencia en este mundo material se justifica en función de alcanzar la trascendencia de nuestra alma para reencontrarnos con el Ser Supremo. Éste es el sentido más importante de nuestra vida, donde el amor se transforma, aceptando a todos los seres como hermanos y en iguales condiciones. Acá entendemos que nada es para nosotros mismos, ni para nuestra posición en el mundo, entregándonos por entero al servicio de los demás y de la Divinidad.
Una persona que trata de vivir apoyada en el Amor Universal, se vuelve automáticamente amiga de los demás y no genera efectos desfavorables en sus actos, conduciéndose hacia la felicidad. Ejemplos de ello, son todos los guías y representantes de las diferentes tradiciones místicas, quienes con su ejemplo coherente a sus enseñanzas, transmiten toda su inspiración.
– Segunda etapa: Análisis de la relación entre las dimensiones de la conciencia y los niveles de intención
Para la Psicología Perenne, la sanación está íntimamente relacionada con el desarrollo de cada una de las dimensiones de nuestra conciencia y en consecuencia, con el avance de nuestro ser en su generalidad. En otras palabras, en la medida en que cada dimensión de nuestra conciencia avance hacia el nivel más benéfico, será notorio el progreso que hacemos como unidades de conciencia individual.
Las tres primeras dimensiones de la conciencia: La sensorial, mental e intelectual, hacen mención a cada uno de los planos materiales de nuestra existencia, dado que están condicionadas al mundo físico.
La última dimensión, la identidad trascendental, es aquella porción de la conciencia que se ha elevado a un plano superior de realización y por consiguiente, hace mención al plano espiritual. La Oidaterapia enfatiza en elevar la conciencia hasta el punto de superar el condicionamiento de los sentidos, aceptando que somos en esencia almas creadas por un Ser Supremo.
* Dimensión de la conciencia sensorial
Los seres humanos captamos la realidad externa de distintas formas: saboreando, mirando, tocando, olfateando y escuchando estímulos que llegan a nuestra mente. Esta dimensión es netamente física, mientras que a partir de la segunda dimensión ingresamos a aquellos aspectos de la conciencia pertenecientes a la naturaleza sutil del ser.
* Dimensión de la conciencia mental/emocional
Es la que da cuenta del proceso de percibir, clasificar, ordenar e interpretar lo que captaron nuestros sentidos en su contacto con el mundo externo. La mente es la que se rinde al plano sensorial y físico con el que concebimos el mundo y tiene pensamientos variantes, influenciables y a veces caprichosos. Sus pensamientos se relacionan con las emociones y sentimientos que se generan a partir de alguna situación en particular. Se refiere además, a esa dimensión de inestabilidad o ambivalencia con la que nos enfrentamos al mundo de los estímulos. Sin embargo, también tiene la función de aceptar lo favorable y rechazar lo desfavorable cuando tiene una exitosa conexión con la dimensión de la conciencia intelectual.
* Dimensión de la conciencia intelectual
Esta tercera dimensión tiene la función de dar un uso más adecuado a la información que percibimos, cuestionando la mente y aplicando a sus percepciones un criterio del deber ser y de lo favorable en coherencia con nuestras creencias. La inteligencia, trabaja como un filtro que señala de forma lógica las consecuencias de nuestras acciones, un discernimiento que nos permite obtener conclusiones más reales y coherentes con nuestros propósitos. Así, la inteligencia facilita el procesamiento y control de nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, evidenciando las verdaderas intenciones que mueven nuestro ser.
* Dimensión de la conciencia de la identidad trascendental
Como su nombre lo indica, refleja el proceso de identificación con aquella parte de nuestro ser, que no está condicionada por los sentidos ni por el mundo material. A su vez, es el espacio donde nuestras intenciones están depositadas en el Amor Universal, en la Energía Cósmica, en la Protección Divina y/o en el Dios Personal. Comprende la dimensión más elevada, puesto que representa la conciencia que absorbe la sabiduría trascendental, en la que la fe ya no sólo se mueve en el plano de la intención pura, sino que la lleva a concebirse e identificarse como alma creada por una Voluntad Suprema y Trascendente.
Ahora bien, es importante destacar que en ningún caso se plantea que la espiritualidad no está presente en los otros niveles de conciencia. Por el contrario, la espiritualidad o aquel estado de conexión con una realidad superior, existe en las tres dimensiones de la conciencia ubicadas en el plano material, en una clara relación con los niveles de intención de nuestra naturaleza personal; no obstante, su intensidad no es la misma. Cada dimensión de conciencia está sujeta a los cuatro niveles de intención, manifestando diferentes comportamientos, pensamientos y emociones.
– Relación entre las dimensiones de la conciencia y los niveles de intención
A medida que avanzamos hacia el Círculo Sanador, podemos identificar el progreso de nuestra sanación gracias a los niveles de intención y las dimensiones de la conciencia, ya que ambas se encuentran profundamente relacionadas.
Una conciencia elevada será producto del incremento de nuestra fe sanadora, donde la sanación se comprende como el logro de aquel estado que es consecuente con nuestro comportamiento y fe fortalecida, dentro de un sistema de valores que proporcionan bienestar.
A continuación se presenta un ejemplo de la relación entre las dimensiones de la conciencia y cada uno de los niveles de intención:
III. Tercera etapa: Ubicación del individuo respecto al Círculo Sanador.
En esta etapa del proceso, se analizan y evalúan los resultados y las reflexiones obtenidas en las etapas uno y dos, a través de los diagramas donde se relacionaron el nivel de las intenciones y las dimensiones de la conciencia. Estos resultados, nos dan cuenta de nuestra ubicación en el Círculo Sanador.
Al aclarar cuáles son las intenciones que caracterizan nuestro actuar, podremos entender qué tan lejos o tan cerca nos encontramos del Círculo Sanador. En este punto del proceso, lograremos profundizar en el sentido que le hemos dado a nuestra vida, sensibilizándonos sobre la importancia del valor de esta existencia, los ideales que hemos perseguido y los sueños que hemos olvidado. Mientras más honesta sea esta conversación interna, más profunda y real será la transformación, ya que nos encontraremos frente a nuestras carencias, vacíos y anhelos, dispuestos a aceptar el regalo que la fe ejerce en el proceso de sanación. Al abrir el corazón, entenderemos la importancia que tiene el aceptar un guía confiable.
Nuestra transformación surge al entender que el Círculo Sanador es aquel espacio de bienestar físico, mental, intelectual y espiritual que alcanzamos cuando nuestra fe es consecuente con nuestras acciones y creencias, en la medida que cada una de las dimensiones de la conciencia se encaminen en primer lugar, hacia el nivel de la intención pura, agradecida y compasiva.
Para acceder al Círculo Sanador, debemos avanzar progresivamente por los diferentes niveles desarrollando una identidad cada vez más saludable. Cada nivel nos irá posicionando e informando del avance de nuestra conciencia en el camino de la sanación, encontrando en la fe saludable el elemento constitutivo de la terapia de OIDA. En este sentido, si nuestra fe está depositada exclusivamente en las tres primeras dimensiones de la conciencia, junto a niveles de intención desconsiderada o ensimismada, no podremos alcanzar esta fe sanadora, al prescindir de elementos claves como la pureza, el agradecimiento y la compasión.
El estudio de las intenciones es muy importante, porque nos revela si estamos siendo influenciados por una intención desconsiderada que nos opaca por la ignorancia e indiferencia; por la intención ensimismada que expresa el deseo de explotación y competencia; o por la intención pura, agradecida y compasiva que manifiesta la bondad y dedicación. Todos estos elementos son trabajados a través de la OIDA Terapia, reconociendo así la necesidad de un proceso único e individual que asume la particularidad de cada ser y lo lleva peldaño a peldaño hacia un estado de salud ideal.
En esta etapa del análisis individual de nuestra posición respecto del Círculo Sanador y del nivel en el que estamos situados con relación a nuestro desarrollo espiritual, se nos ofrece un abanico de recomendaciones y aplicaciones durante el proceso, que nos permitirán crecer, fortalecernos y avanzar, de manera individual o grupal, como se presentarán más adelante. En este punto, nos hacemos conscientes de los cambios que deberíamos realizar en nuestra vida, reorientando nuestros actos de forma coherente y consistente con nuestro sistema de creencias o con aquello que nos inspira seguir.
Cuánto más alto lleguemos, más posibilidades de realización tendremos, cuánto más cerca estemos de la luz, menos oscuridad existirá en nuestra vida. Avancemos hasta donde realmente cada uno pueda llegar. Lo cierto es que el deseo de ser amado y de amar, se convierte en el impulso motivador principal en el camino interior hacia la cima.
4. Cuarta etapa: Del Círculo Sanador hacia la intención trascendental
En los niveles de iluminación de la conciencia se ubica la intención trascendental, sin embargo, es decisión personal alcanzar estos niveles o permanecer en el Círculo Sanador. La Oidaterapia también nos da la posibilidad de conectarnos con el mundo positivo y progresivo de la inmortalidad, puesto que el verdadero sentido de nuestra vida va más allá del hecho de sólo alcanzar nuestro bienestar temporal. La intención pura, agradecida y compasiva, es la entrada que nos anima a dar el siguiente paso hacia la trascendencia y a los niveles superiores de la existencia.
La intención trascendental es más compleja en su explicación, al implicar una fe espiritual que tiene el propósito de alcanzar y empalmarnos con aquello que es eterno. Ésta tiene una posición diferente, donde la unidad de conciencia individual alineada con la causa divina se autorrealiza, haciendo posible que la sociedad, el medio ambiente y las relaciones alcancen condiciones favorables, que conducen a las personas hacia esferas más elevadas que aquellas en las que se encuentran.
Esta intención muestra lo que se reporta desde los niveles de iluminación: la Forma Universal de la Naturaleza, la Energía Cósmica; la Protección Divina o Guía Interna y el nivel del Ser Supremo o Dios Personal.
Al apreciar a la Madre Naturaleza en su Forma Universal, vemos el cosmos, las galaxias y los planetas con la especial belleza de una gran Madre que nos nutre de forma tan extraordinaria, que automáticamente nos hace sentir muy comprometidos de ser sus custodios, sus protectores y de evitar el maltrato de sus hijos los animales, ya que nos damos cuenta que todos provenimos de la misma Fuente a quien consideramos como nuestra bienqueriente.
La manifestación de la energía cósmica en el trasfondo vibracional une a un átomo con otro, estando todos vinculados con un propósito Divino. Ésta es la energía que penetra toda la existencia.
La existencia omnipresente de la voz interna está localizada en el corazón de cada ser junto a la unidad de conciencia individual, de la misma forma en que el sol puede aparecer reflejado en innumerables joyas. El guía interno aparece dentro de cada corazón como la fuerza que nos conecta con un mayor compromiso, nos cuida, guía y da la posibilidad de entablar una relación personal con la Fuente Suprema.
El Ser Supremo es la manifestación de la Persona Suprema con Su propia individualidad, con características trascendentales, inconcebibles, muy amorosas, amables e infinitamente encantadoras. En esta comprensión de la Divinidad, el Ser Supremo es Absoluto y tiene la capacidad de abarcar toda nuestra experiencia y lo que está más allá de ella, de otra manera no podría ser Absoluto.
Estas son las diferentes manifestaciones y conceptos de la Divinidad que las escuelas místicas han propuesto, justamente buscando cómo animarnos a tomar la elección de sanarnos y elevarnos en el sendero de nuestra fe. Cuando ya estamos vinculados con alguna escuela mística en particular, todo lo que se ha descrito se concreta y nos lleva a revelaciones específicas que nos enfocan en forma puntual.
Para alcanzar nuestra sanación, necesitamos fe en que existe algo que nos puede mejorar. Esta fe surge de intenciones positivas, de prácticas que las afianzan y nos permiten buscar el ambiente propicio donde podrán ser cultivadas o favorecidas. Allí, entramos en la realización de una práctica espiritual y en el estudio de las escrituras sagradas reveladas por las tradiciones místicas, donde existen muchas expresiones del amor eterno por el Supremo, explicadas desde sus diversas posiciones. En este punto, el compromiso con la trascendencia se vuelve tan importante y estamos tan fortalecidos, que somos capaces de apoyar a los demás, aún en las adversidades, sin ser afectados.
Cada quien va a tener su propio desarrollo y sus diferentes etapas. Es por ello, que la Oidaterapia puede llevar a una persona a un proceso de transformación de manera lenta o rápida. Esta es la acción particular de cada fe, porque constantemente nos vamos nutriendo de información y a través de la práctica consciente es que esta información se puede volver una realidad en acción. En éste proceso, la Oidaterapia nos proporciona actividades y recomendaciones que van a facilitar nuestro crecimiento, expandir nuestra mente a comprensiones de la responsabilidad amorosa en la compañía de personas que persiguen los mismos ideales.