La Oidaterapia retoma el estudio del alma de la psicología
El termino “psicología” proviene de las palabras griegas psyche (alma) y logos (tratado o estudio), es decir, la Psicología se refiere a la ciencia del estudio del alma. En latín la palabra alma se conoce como “ánima”, que quiere decir, “lo que anima o lo que mueve”, que representaba en la antigua Grecia la presencia de una fuerza vital. Posteriormente en la historia de la humanidad, se dio a la palabra alma la connotación de mente, generando una gran distorsión.
Más adelante, surgió el debate filosófico entre el monismo y el dualismo. Por una parte, el dualismo sugiere la idea de que cuerpo y mente existen como dos dimensiones diferentes, por otra parte el monismo plantea que no existe esta separación de mente–cuerpo, sino que todo aquello que se concibe como “la mente” es simplemente el producto de funciones cerebrales, es decir, un subproducto del cuerpo. Claro es también, que a lo largo de la historia podemos encontrar teóricos como los psicólogos Wayne Dyer, Amit Goswami (Phd), el profesor de filosofía y metafísica Neville Goddard; Eckhart Tolle o el psiquiatra Brian Weiss, entre otros, quienes han hecho grandes aportes a la teoría dualista a través de sus estudios, que a pesar de ser inspiración para muchos, no han sido debidamente reconocidos en la evolución del estudio de la psicología.
La Oidaterapia reincorpora la trascendencia a la psicología como cualidad humana
A partir del contexto de la intolerancia paradigmática en el ámbito científico, donde lo racional, empírico y demostrable es representado como el “conocimiento” y la “verdad”, encontramos que los temas no circunscritos a estos mecanismos de investigación no tienen cabida en dicho modelo y que por consiguiente, quedan fuera de esta “verdad” o estudio. Si a ello sumamos el hecho que nos decepcionamos con mayor frecuencia de la religión institucionalizada, bien sea que en muchos casos sus representantes o actores no han demostrado congruencia o respeto alguno por valores y derechos humanos que hacen de este fenómeno místico algo aún mayor, encontramos la respuesta al por qué la ciencia y los fraudes en la religión han alejado a las personas del interés por la trascendencia.
A pesar que temas como la fe, los fenómenos místicos, el alma, la eternidad, entre otros, son eliminados del paradigma científico en el cual nos desenvolvemos, existen algunas disciplinas que proponen las teorías más extravagantes y otras en las que encontramos bastante coherencia y solidez en sus argumentos, como por ejemplo: la Antropología filosófica, la Teología, la Metafísica e incluso algunas teorías de la Física cuántica, que revelan hallazgos asombrosos como el descubrimiento de la llamada antimateria, presente en todos los elementos del universo.
El hecho actual es que el surgimiento de diversos movimientos tanto filosóficos, como terapéuticos y místicos, se han transformado en “manifestaciones” de la necesidad del ser humano por abordar cuestionamientos acerca de temas a los que el modelo empírico analítico de la ciencia no ha podido dar respuesta y que evidentemente, se han convertido en medios de sanación y el objetivo de vida de muchas personas. Así, la fuerza que han despertado estos movimientos espirituales, nos permiten e invitan a re-encontrarnos con aspectos de la vida tan trascendentales para el ser humano como lo es el alma, la fe, el propósito de la vida y la existencia de un Ser Supremo, volviéndose una necesidad real y una urgencia contemporánea.
Es un encuentro con planteamientos originados desde tiempos inmemoriales, que a lo largo de la historia han contado con grandes exponentes como Platón y Aristóteles en el mundo de la Filosofía, San Agustín en el Cristianismo o Spinoza y Leibniz en la Filosofía Moderna, cuyos postulados se han venido incorporando cada vez con mayor fuerza a las nuevas corrientes de pensamiento de la Psicología Moderna. Asimismo, no podemos dejar fuera a todas las culturas ancestrales e indígenas, que a partir de su relación con el Cosmos y la Naturaleza han expresado también sus propias concepciones del alma.
La Oidaterapia, una herramienta de sanación para la psicología
De alguna manera es el reencuentro de la Psicología con su objeto original de estudio, el alma, lo que nos invita a adentrarnos en interrogantes y a la búsqueda de respuestas más integrales respecto a las insatisfacciones de tantas personas, llevándonos a recuperar el sentido y fundamento de la existencia, a medida que logramos remover de nuestros ojos el filtro que no nos permite ver qué cosas nos están afectando y cuáles nos dan un verdadero beneficio. De igual forma, la relación que se hace entre la psicología y la Psicología Perenne es en función de que ambas tienen como objeto de estudio al ser humano, teniendo en cuenta que es la Psicología Perenne la que vuelve a poner como prioridad la etimología del significado de la Psicología como la ciencia que estudia el alma. La Psicología Perenne aplica no sólo este concepto desde una perspectiva teórica, sino evidentemente práctica, proponiendo un proceso que es metódico y que entrega técnicas e instrumentos de análisis para llegar a la sanación, llamado Oidaterapia.